jueves, 17 de noviembre de 2011

Lecciones a nosotros...

He perdido a uno de mis gatos. En concreto, a una de las gatas menos cariñosas que hay sobre la faz de la Tierra, por eso sé que estará bien. Pero, por supuesto, hasta que la muy golfa se digne a volver por casa, contacté con todas las Asociaciones Protectoras de Estrasburgo y alrededores para facilitar descripción, número de chip y mi teléfono, por si la ven.

Y cuando contacto vía mail con la primera, muy bien: "Esperemos que la encuentres", "Si sabemos algo te contactamos" y cosas así, averiguado todo ello gracias a los maravillosos traductores on-line que el universo Google pone a nuestra disposición, claro. Pero, ¡ay! cuando escribo a una que no debo...
Los franceses, para empezar, se creen en la posesión de la verdad absoluta; una lección impartida por un galo no tiene nada de desperdicio y te educará para siempre mientras que la de cualquier otro habitante de la Unión Europea (no digamos ya del resto del mundo) no tiene el mismo valor ni de lejos. Y supongo que con una ardiente defensora de tan importante teoría di yo en tan delicado momento de mi vida, porque tras dar los datos básicos de mi felina raudos respondieron: "¿Está esterilizada?" Y mi respuesta fue que no, porque no lo está. Sin embargo, el siguiente correo que llegó con alas sobre el viento ya no era tan amable y se me exhortaba a que esterilizara a mis animales dado que gracias a gente como yo estas Protectoras estaban llenas de gatitos. Yo contesté que en caso de que mi gata tuviera una camada me haría cargo; no sería la primera vez. Y mejor no os cuento lo que me ponían en el siguiente porque sonrojaría al mismo Mario Vaquerizo, hablando de que hay semanas en las que recogen camadas enteras de gatitos abandonados en la calle y que si ellos la encontraban primero la esterilizarían antes de devolvérmela. Ante mi estupor y sensibilizada con la situación (de todos modos, mi gata es estéril, me lo dijo un veterinario) decido acceder a su página web para ver si podía hacer algo por ellos y si tan mal estaban. Esta gente no tiene ni idea de lo que es una protectora de animales española.
Para empezar, los gatos que tienen en adopción tienen chip o tatuaje prácticamente todos, los locales son (afortunadamente, ojalá nosotros pudiéramos) enormes chalets llenos de verde y fresco césped, con rascadores y cunitas por doquier. La cantidad de animales disponibles es irrisoria y una de las exigencias para adoptar si tienes más peques en tu familia es tener al menos un rascador grande, dependiendo del número de gatos. Esta gente no tiene ni idea de lo que es recoger a unos gatitos inocentes que aún no han abierto ni los ojos de entre inmundicia; ni han acariciado sus cabecitas mientras expiraban entre tus brazos, en la calle; ni han tratado de eliminar la sarna de sus cuerpecitos haciendo caso omiso de tus propios picores; ni han recogido a galgos mutilados o tan asustados, que se han tirado en medio del tráfico sólo para que no les hagan más daño.
Ojalá no tuviera que escribir nada de esto porque no existieran el abandono ni el maltrato animal, pero por desgracia existen. Ojalá en mi país natal estuvieran tan concienciados como aquí. Ojalá los Voluntarios (sí, con mayúscula) nunca se acaben y sigan siendo tan valientes como hasta ahora, luchando contra todos si hace falta, cruzando el mismo infierno si con ello salvan una vida, esperando siempre una mano más.

Pero lamentablemente, no puedo borrar de este mundo el sufrimiento, el dolor, la leucemia, el hambre, la tristeza, la necesidad; así que me conformo con dar lo mejor a los míos y ayudar en lo que puedo. Así que, humildemente solicito que no nos den lecciones, porque estoy segura de que es mucho más importante una caricia que mil rascadores nuevos.




Todos los animales

No hay comentarios:

Publicar un comentario